Quizá aquella vez en el verano de 1965, en un oscuro y polvoriento bar de Andalucía y que un gitano de ojos marrones y pelo negro se decidió a bailar para mí, fue cuando dí el primer paso en dirección a América Latina.

Ese año viajé mucho por toda España. Pese a Franco, la dictadura, la Guardia Civil, la represión y la tortura. Tal vez tuvo que ver el calor, la pasión, el sufrimiento, lo que pudo atraerle a un tibio europeo del norte. En ese tiempo yo no tenía mucha conciencia política.
Viajaban también conmigo Pidda y Povel, Klas y Jutte, Frank, Håkan y Sumpan, y nos recorrimos todas las corridas de toros de Pamplona, Barcelona, Valencia, Málaga, y Madrid. Vimos a El Cordobés, Palomo Linares, El Vitri, Paquirri, . Pero nuestro favorito era el torero Diego Puerta, “...como Diego no hay ninguno” Un mano a mano entre él y Palomo Linares en Valencia en 1968, con la asistencia de Miss España en la barrera es de lo mejor que he visto en mi vida.
Bebíamos sangría, escuchábamos flamenco en las cuevas de Granada. (Una vez tuvieron que interrumpir la función para pedirme que dejara de hacer palmas. Uno de los instantes más difíciles de mi vida). Estuvimos en Torremolinos (cuando todavía era un pueblo pesquero,… bueno... no tanto.) y después nos tomamos un descanso alquilando la Villa Capri en Portals Nous en las afueras de Palma de Mallorca. Y yo tenía un libro de español para principiantes y una gramática siempre a mano en el cuarto de baño. Y el español que hoy sé, es el mismo que aprendí por entonces.
Y todos habíamos leído nuestro Hemingway ( y algunos a Orwell). Y España era verdaderamente igual a como la habían descrito en sus libros, cuando Franco le puso una mano muerta encima al país después de la Guerra Civil, y todo era como visitar un inmenso museo viviente de los años 30. Y frente a la Catedral de Barcelona se bailaban danzas catalanas que estaban prohibidas.
Y Chile era todavía un país allá lejos.

En 1970 dí un paso más en ese acercamiento a América Latina, cuando escuché la grabación de Simon y Garfunkel de la canción andina “El cóndor pasa”. Paul Simon (que después hizo otros temas junto a músicos sudafricanos y brasileños), grabó esa canción con el grupo boliviano Los Incas. (Después Simon produjo otro disco con este mismo grupo, cuando ya se llamaba Urubamba). Algo había de nuevo, fresco y emocionante en el timbre de las zampoñas, quenas y charangos. Y la canción se volvió un suceso en todo el mundo, teniendo importante influencia en el movimiento de la nueva música sueca, donde muchos grupos también comenzaron a usar estas sonoridades de la música andina.
En 1971, yo mismo traté de alcanzar algo similar con la ayuda de un par de flautas compradas en Indiska magasinet en “Filosofen från Cuenca”, un tema de Garanterat Individuell el primer LP de Hoola Bandoola Band. Tiempo después en 1965, lo intenté otra vez en la canción sobre Víctor Jara. Pero recién queda bien, cuando David Ojeda tocó las flautas andinas de ”Señor Martínez Mondragóns bekännelse” en nuestro disco conjunto con Björn Afzelius de 1986.

Y en Chile eligen un presidente llamado algo así como Allende. Y que claramente es socialista.
Y Hoola Bandoola todavía no era un grupo musical que tuviera posición política alguna.  Éramos sólo una banda pop que quería hacer canciones que sonaran como The Band, Bob Dylan, Beatles y Crosby, Stills& Nash. Deseábamos alcanzar el primer lugar del ranking, tener éxito, lograr el reconocimiento, y conseguir novias.
Pero tuvimos la buena suerte (o la mala, según desde donde se lo mire) de formar el grupo en 1970, en un tiempo en que la gente joven comenzaba a preocuparse por la situación de la sociedad y del mundo y cuando empezó también a ser raro, que un grupo musical sueco que actuara en Suecia y para un público sueco, cantara en swahili (o en inglés, alemán o cualquier otro idioma extranjero). Fue así como al final acabamos siendo un grupo musical político, que cantaba en sueco.
Y estaba la guerra de Vietnam (Laos y Cambodia) y el movimiento guerrillero en América Latina, el comienzo de la lucha de liberación de Palestina y la resistencia contra el apartheid en Sudáfrica. Y Cuba estaba ya liberada. En Suecia la clase obrera otra vez se organizaba y la izquierda se fortalecía pese a la reacción y a los socialdemócratas, que trataban de impedirlo saboteando y espiando, y metieron presos a Jan Guillou, Peter Bratt y Håkan Isaksson.
En 1972 volé por primera vez al otro lado del Atlántico. Había conocido a Ron un norteamericano, cuando él trabajaba como camarero en Málaga. Y ahora iba a vivir en la casa que con su mujer Lauri tenían en Long Beach en las afueras de Los Angeles, porque yo pensaba trabajar ayudando en la campaña presidencial de George McGovern contra Richard Nixon. Pero Ron en camisilla de red, se pasaba sentado en el sofá tomando Budweiser frente a la tele y ya no estaba enamorado de su mujer, así fue que poco después, opté por irme a México.
Y Chile ya no estaba tan lejos (aunque esta vez tampoco llegué hasta allá) y el presidente se llama Salvador Allende y conduce un frente popular en el que el MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria) no participa y que lo critica por no armar al pueblo. Y era una pregunta que muchos todavía se hacían: ¿Había que armarse y de esa forma se podía provocar un ataque del contrario, o quedarse indefenso cuando el enemigo de todas maneras atacara?

Y entonces vino el golpe militar en Chile el 11 de septiembre de 1973. Salvador Allende cae en su puesto del palacio de La Moneda destruído por las bombas y el general Augusto Pinochet toma el poder con el apoyo de la CIA y de la multinacional ITT.
¡Y para todos fue un choque! ¡Un cruel despertar en una sangrienta realidad!
Claro que habíamos estudiado las resistencias que se oponían a los cambios sociales y el desarrollo de los acontecimientos en Chile, luego de que Allende fuera electo. Y claro también que sabíamos que Estados Unidos había apoyado las dictaduras militares en Paraguay, Guatemala, Ecuador, Brasil, Haití, República Dominicana, Bolivia, El Salvador, Uruguay. (Y algunos más o menos conocían que lo mismo había pasado en Irán, Indonesia, Ghana y Congo). Pero que esto sucediera una y otra vez, y otra vez más, todavía no lo terminábamos de comprender. ¡Era para nosotros algo increíble, incomprensible y abominable!
¡Y eran nuestros compañeros los perjudicados! Era a nuestros iguales en edad a los que hacían prisioneros o los desaparecían, los que soñaban con un mundo mejor que se parecía al que  nosotros también soñábamos.
Recuerdo aún la náusea que me produjo leer algunos editoriales de los diarios suecos de derecha, exigiendo que se comprendiera que la acción tomada por los militares había sido obligada para detener el caos que había contribuído a crear el propio Allende. (Y también recuerdo cuanto orgullo me producía saber de la intervención del embajador sueco Harald Edelstam tratando de salvarle la vida a por lo menos algunos de los miles y miles de perseguidos.¡Hay que ver la película Svarta Nejlikan con Michael Nyqvist que es buena!).
¡Y de pronto los chilenos estaban aquí! Y uruguayos y argentinos, y muchos otros latinoamericanos, obligados todos a huir para salvar sus vidas de los electrodos y las ardientes tenazas, y de los expertos en tortura instruídos en la Escuela de las Américas en la zona del Canal de Panamá bajo control de Estados Unidos. ¡Algún maldito había destrozado nuestros sueños! Y Henry Kissinger con su sonrisa a lo Metternich.
Y Chile ahora sí está muy cerca. Quizá para mí mucho más cerca todavía que Vietnam. Más cercano aún que el humo en el puerto de Hai Phong...

Pero no nos dejamos desalentar. ¿Acaso no estaba la izquierda a la ofensiva? ¿No íbamos camino a la victoria? ¿No era acaso nuestro el futuro?
Ésto era sólo un retroceso momentáneo, (una retirada táctica decían otros). En eso estábamos todos completamente de acuerdo, nosotros y los compañeros latinoamericanos.Quizá más los latinoamericanos. Era sólo un problema de tiempo para que se pudiera regresar al país. ¡Él se va a caer! (en español en el original).

En todo el país se forman Chilekommitté, que publican y difunden la revista Chilebulletin. Nosotros organizamos conciertos y juntamos dinero. Cantamos “Venceremos” y  “El pueblo unido”.
Sven Lindqvist escribe los libros Jord och makt i Sydamerika y Jordens gryning.
Jan Hammarlund graba su disco Tusentals stjärnor över Chile y entrega a Chilekommittén la ganancia de las ventas.
Mi hermano Thomas escribe una canción que también se llama “Venceremos” (y que también tiene flautas chilenas).
Quilapayún hace una gira por Suecia.
Y yo escribo un trabajo de historia económica sobre Chile.

Cuando en Argentina muere Juan Perón y su viuda Isabel le deja las manos libres a los militares para que acrecentaran el terror contra la izquierda, naturalmente fue otro horroroso retroceso que obligó a más gente al exilio, a cientos de miles. Y que entre otras cosas fue causa de la muerte en combate contra la policía del sueco Svante Grände, militante del MIR chileno (y del ERP argentino). (Per-Ulf Nilsson escribió el libro Löjtnant Julio.Y comenzamos a entender lo de ”otra vez más”).
Pero al mismo tiempo triunfa la revolución en Portugal.
Angola y Mozambique se liberan. El FLN entra victorioso en Saigón y Franco se muere en España.
¡Va a caer!

En la primavera de 1975  el festival de schlager alternativo en Estocolmo se hace bajo el signo de Chile.
Hoola Bandoola cantó la canción sobre Víctor Jara.
Peggy, la hermana de Pete Seeger interpretó su canción ”Song of Choise” sobre el fascismo a raudales en América Latina (Chile was taken last year...).
Tocaron también grupos chilenos y latinoamericanos como Karaxú y Francisco Roca.
Y Los Amerindios con Julio Numhauser y Mario Salazar fueron invitados especiales. (La mayoría de esto está registrado en la película Musikfilmer-Vi har vår egen sång de Stefan Jarl, Stefan Lindqvist, entre otros).
En agosto casi 10.000 personas intentaron impedir que se jugara en Båstad el partido final de la Copa Davis entre Chile y Suecia. Yo escribí entonces, ”Stoppa matchen”y diferentes artistas hicieron afiches con el mismo tema.
El 11 de septiembre tuvo lugar en Konserthus de Estocolmo un concierto, donde entre otros estuvo Hoola Bandoola en la escena y en la primera fila de la platea Tage Erlander y Olof Palme, (pese a que los socialdemócratas se prestaron para apoyar el boicot de Estados Unidos al cobre chileno cuando Allende era presidente. Sí, quizá ahora ya se han arrepentido…).
Más tarde ya en el otoño hicimos una gira Hoola Bandoola y Göran Skytte con Los Amerindios.
Y cuando Milton Friedman, líder ideológico del neoliberalismo y de la política económica de la junta militar chilena (lea el libro de Naomi Klein La doctrina del shock), recibió el premio Nobel, hubo ruidosas protestas, incluso en el mismo momento de la entrega del premio.
¡Va a caer!
Cae la junta militar de Grecia que había sido apoyada por Estados Unidos.

Y Cornelis Vreeswijk hizo un disco con las canciones de Víctor Jara.
Y los uruguayos en Suecia crean la editorial Nordany el semanario Liberación (que todavía sigue saliendo).
Arja Saijonmaa canta con Inti Illimani, “Gracias a la vida” de Violeta Parra.

Y en 1978, Los Suecos (Björn Afzelius, Ulf Dageby, Bertil Goldberg y yo) fuimos invitados al Festival Mundial de la Juventud en Cuba, aunque ya todos éramos mayores de 30. (Pero después nos quedó claro cuando vimos, que para los tíos y tías de Buena Vista Social Club, nosotros todavía éramos jóvenes). Y estaban también Bernt Staaf y Anton Flink y Roger Hinchliffe y muchos otros.
Y cuando en el Estadio de Béisbol de La Habana entró la delegación chilena portando un retrato de Allende cubierto de flores de duelo, 30.000 personas de pie corearon ”El pueblo unido jamás será vencido. Y yo me puse a llorar.
¡Va a caer!

Y en 1979 viajamos Los Suecos otra vez a Cuba, también Povel Randén y Per-Ove “Muffe” Kellgren.
Y los sandinistas triunfan en Nicaragua y el dictador Anastasio Somoza se ve obligado a huir y se asila en Paraguay, en lo de su colega Alfredo Stroessner, también éste apoyado por Estados Unidos. Un poco después el destino le deparó a Somoza un final en toda forma, cuando un comando de guerrilleros argentinos de un bazoocazo lo hizo explotar en mil pedazos con limousine blindada y todo. Y ninguno de nosotros dejó de desear que la misma suerte también pudiera tocarle también a Pinochet.
¡Va a caer!

Pero él no cayó.
Y llegaron los ´80. Y las contradicciones se hicieron más fuertes.
En Suecia los patronos de la SAF lanzaron su campaña “Ocúpate de tí mismo”. Y el nuevo egoísmo hizo su entrada.
Y hubo un plebiscito sobre la construcción de centrales atómicas y los que se oponían lo pierden.
Ronald Reagan es presidente de Estados Unidos y hace un eje neoliberal con Margaret Thatcher. Su primera y más importante tarea fue limpiar el patio trasero norteamericano. Y mandó los Contras a Nicaragua. ¡Allí había que instituir un ejemplo! Escuelas, centros de salud, cooperativas agrícolas y poblados enteros son incendiados. 30.000 personas fueron asesinadas. El país quedó en ruinas. ¿Independencia y autodeterminación? Fuck you! ¡Aquí Estados Unidos es el que manda!
Invaden Granada. Con muchos muertos como resultado.
Y Reagan apoya a cuanto gobierno reaccionario haya en América Latina. En El Salvador las víctimas llegan a 70.000. En Guatemala a 200.000. En Argentina son 30.000. Sin mencionar a los que fueron hechos prisioneros, torturados, mutilados, traumatizados o los obligados al exilio.
En Suecia los grandes diarios de derecha tomaron posición por la violación a los derechos humanos en Cuba. Afirmaron que había 800 presos políticos. Amnesty International dijo que eran 200. Y es claro cualquier preso político está de más...
En Sudáfrica se tambalea el régimen del apartheid, pese al apoyo de Estados Unidos y de otros países occidentales. (En Suecia al apartheid lo apoyan los empresarios con Peter Wallenberg al frente).
La Unión Soviética continúa su guerra en Afganistán.
Estalla una guerra entre Irak e Irán.
Asesinan a Olof Palme.
Accidente en la central nuclear de Chernobyl.
Y Pinochet todavía no cae.

Y todo exige una toma de posición y un esfuerzo, y cada esfuerzo toma su tiempo.
Y yo escribo y hago giras.
Y Björn Afzelius y yo hacemos una gira por Suecia con Silvio Rodríguez y Pablo Milanés.
Y organizo y participo en una gala de apoyo a ANC (Congreso Nacional Africano) en Gotemburgo, donde una gran parte de los músicos suecos de rock participan, y recogimos 12 millones de coronas.
Y con Björn hicimos una gira de apoyo a los sandinistas en Nicaragua y recaudamos 1 millón de coronas.
Björn, Julio Numhauser, Mario Salazar y yo, traducimos nuestras respectivas canciones al sueco y español, y las grabamos.
Y Costa Gavras, (que antes había hecho la película “Z” sobre el golpe militar en Grecia y “Estado de Sitio” sobre el secuestro en Uruguay de Dan Mitrione un experto en tortura de la CIA), filma “Desaparecido” sobre el golpe en Chile.
Y cae la junta militar en Argentina después de la derrota en las Islas Malvinas/ Falklands.
Y el Frente Patriótico Manuel Rodríguez quizo ayudar a la Divina Providencia y hacer explotar a Pinochet y a su auto en mil pedazos. Pero fracasaron.
¡Y el maldito no se cae!
Y viajo a Harare y Atenas y me encuentro con militantes de la resistencia al apartheid.
Y Björn, Imperiet, Marco Ríos, Gnangs de Dinamarca y yo, viajamos a Nicaragua para apoyar a los sandinistas.
Y los cubanos vencen al ejército sudafricano en Cuito Cuanavale, Angola.
E hicimos todavía otros conciertos más por Nicaragua. Entre otros, uno en Johanneshov, Estocolmo, junto con Imperiet y Little Steven, quien había escrito “Sun City” contra el apartheid y Jackson Browne, que hizo “Lives in the Balance” sobre el terrorismo de Estados Unidos contra Nicaragua; y con la presencia del poeta Ernesto Cardenal ministro de Cultura nicaragüense quien escribió un poema fantástico sobre Marilyn Monroe. Y con los millones que recaudamos se reconstruyó el Teatro Rubén Dario en Managua.
Y Henry Engler, que había llegado a Suecia luego de haber estado 14 años en la cárcel en Uruguay, tradujo muchas de mis canciones al español y fue quien me hizo escuchar tango en serio.
Y Chile todavía era importante y aún permanecía cerca, pero existían muchas otras cosas que eran importantes y cercanas.
Pero él no cayó.

¡Y al final se cayó en 1988!
Pinochet ordena un plebiscito para consultar sobre su propia excelencia ¡y lo pierde!
En casa de Fredrik Gertten, que había estado en Chile cubriendo la campaña, vimos diapositivas de las marchas, actos, manifestaciones y de como la policía disparaba con balas de goma, garroteaba y usaba los carros lanza aguas. Pero no sirvió de nada. Porque al final cayó.
¡El pueblo unido jamás será vencido!
Y lo primero que hicimos Björn, Julio, Mario y yo después de terminar nuestros brindis y de tomarnos todo el champagne, fue organizar un gran concierto en Idunteatern de Umeå. Y con el dinero sobrante de lo recaudado pudieron viajar por primera vez de regreso, Julio y Mario.
¡Y naturalmente nada había terminado!

A pesar de haber caído él seguía estando. Como un buitre sentado en su cuartel general al otro lado de la Alameda, mirando desde lo alto la reconstrucción de La Moneda y viendo si quienes le sucedieron se comportaban como él quería y hacían lo que él había dicho.
Y los presos políticos no fueron liberados.
Y Chile continuó siendo un país dividido entre ricos de las mansiones de lujo de Barrio Alto  y pobres que viven en casas de lata de La Victoria.
Y el neoliberalismo continuó sembrando víctimas.
Pero Chile pese a todo volvió a ser un país como los otros, para bien o para mal.

Y nada se acaba y el final no existe, y la vida (o el mundo o la lucha) continúa.
Y los sandinistas pierden contra Reagan.
Y Mandela es liberado después de 27 años de cárcel.
Y Deng Xiaoping masacra a los estudiantes en la plaza de Tiananmen.
Y se cae el muro de Berlín.
Y la Unión Soviética es obligada a retirarse de Afganistán.

Y así un día abrí la puerta y en el portal estaba, no el gitano de ojos marrones y pelo negro del viejo bar lleno de humo de Andalucía, sino la bella dueña de unos ojos marrones y de cabello negro que un par de años antes estuvo entre el público de un concierto en el Parque del Pueblo de Sunne. Y había sido una larga historia, difícil y dolorosa para todos los involucrados. Pero ahora de todas maneras, estaba allí. Y tenía a Chile en mis brazos, en mis rodillas, y por las noches junto a mí en la cama. Y todo había cambiado y el amor había triunfado y la vida otra vez valía la pena.
Y dos años y dos hijos después aterrizamos en el aeropuerto de Santiago y ¡al fin había llegado!
Y ahora, en un concierto fue mi turno de poder ser telonero de Julio Numhauser y también mi turno para poder sentirme lejos, pero al mismo tiempo en casa.

Y nada se acaba, no hay final y la vida (o el mundo o la lucha) continúa.
Y la Unión Soviética colapsa.
Y Estados Unidos ataca Panamá, Somalia y Libia.
Y estalla una guerra en los Balcanes y en Irak, y sucede el ataque terrorista contra el World Trade Center y el Pentágono, y bombardean Afganistán y otra vez hay guerra en Irak.
Y se produce una crisis económica en el Sudeste asiático.
Y un caos económico en Argentina.
Y la gente protesta contra la avaricia global en Seattle y Praga, Gotemburgo y Génova.
Y Björn escribe un libro sobre Cuba y funda una organización de ayuda SADRA, que entre otras cosas construyó una casa de cultura en Conchalí, antes de morir.
Y Mario vive en Chile.
Y Julio en Åkarp entre Malmö y Lund.
Y Henry es un destacado investigador científico en Uppsala.
Y Pinochet nunca fue juzgado, el maldito; aunque por un momento pareció posible que esto sucediera.
Y Henry Kissinger recorre el mundo como antiguo mandatario y cobra cifras astronómicas por dar conferencias.
Y las madres y abuelas en Argentina continúan buscando a sus hijos y nietos desaparecidos.
Y Nelson Mandela recibe el Nobel de la Paz y lo eligen presidente.
Y Rigoberta Menchú también recibe el premio de la Paz, por su defensa de los derechos de los indígenas en Guatemala.
Y Ricardo Lagos es presidente en Chile. (Y no era Salvador Allende. Pero por otro lado, probablemente no era ni mejor ni peor que Göran Persson).
Y yo continúo haciendo giras y actúo entre otros con Daniel Viglietti, con Luis Mejía Godoy y Katia Cardenal (sobrina de Ernesto Cardenal y que tiene hijos en Noruega).
Y con Tomas Ledin reunimos “Artistas contra el nazismo”.
Y en la botella de ron que me dio Daniel Ortega, ahora tengo agua para regar las flores de mi ventana.
Y una esposa chilena a la que amo (con la que tengo animadas y frecuentes discusiones sobre todos los temas). Y una suegra chilena a la que mucho quiero (y admiro). Y dos de mis hijas tienen raíces chilenas.
Y si quisiera resumir los primeros treinta años de relación con América Latina  y Chile, podría decir que comenzó por un interés cultural allá por los ya lejanos años ´60, se desarrolla como un compromiso político en los ´70 y ´80 y que así paulatinamente, acabó como una historia de amor.
Y qué más se puede desear.